Mimí, la tragafuego, embarazada y con quemaduras de un accidente, en el Metro Taxqueña

Martha, madre de tres hijitos, se ponía violenta cuando inhalaba el thinner, y trataba de apuñalar al primer hombre que se le metía por delante. El Chiquilín vivía en la calle porque su padrastro le pegaba. Cuando encarcelaron a su padrastro, volvió con su mamá. Mimí quedó embarazada en la cárcel, dio a luz en un hospital y días después abandonó la clínica cargando en los brazos a su hijo recién nacido. Los niños más pequeños le daban comida y le ayudaban a cuidar al hijito. Nunca le pusieron nombre. La pandilla lo llamaba El Niño, el nombre más sencillo que se les ocurrió. Este libro está dedicado a El Niño y a todos los demás niños que he conocido en la calle.

Kent Klich

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