El
Pelón se fue abstrayendo del mundo. Dejó de reír, de jugar
y de pelear, y no trabajó más junto con los demás niños.
Dormia fuera del cobertizo. Con los perros ni se abrazaba ni se peleaba,
sino que andaba mendigando solo por las casas, pidiendo comida y ropa. Un
buen día no volvió. Juan Junior ayudó hasta las últimas
al Shaggi, quien padecía del SIDA. El Guero y el Flaco abandonaron
la calle, fueron a los hogares del Padre Chinchachoma y se metieron en la
escuela. |