El Pelón, Metro Taxqueña, 1987
El Pelón se fue abstrayendo del mundo. Dejó de reír, de jugar y de pelear, y no trabajó más junto con los demás niños. Dormia fuera del cobertizo. Con los perros ni se abrazaba ni se peleaba, sino que andaba mendigando solo por las casas, pidiendo comida y ropa. Un buen día no volvió. Juan Junior ayudó hasta las últimas al Shaggi, quien padecía del SIDA. El Guero y el Flaco abandonaron la calle, fueron a los hogares del Padre Chinchachoma y se metieron en la escuela.